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La relación entre Hanna Barrera y Richard Mora desde jóvenes fue aparentemente un total acierto, ambos se amaban y compartían los mismos gustos. Se conocieron mientras que realizaban sexto de bachillerato en el Colegio Alférez Real de la ciudad de Cali y su relación duró hasta acabar la universidad, Hanna se graduó de abogada y Richard de ingeniero industrial. Pronto luego de vivir juntos un tiempo, tuvieron dos maravillosas niñas Luisa y Daniela, la primera dos años mayor que la segunda. En definitiva construyeron un hogar como cualquiera.

Todo parecía ir bien con esta familia, pero alguien ocultaba un secreto, algo que terminaría cambiando el rumbo de la vida como la conocían al interior de este hogar.

Hanna desde pequeña se crió entre varones, fue la única mujer entre cuatro hermanos, desde pequeña se acostumbró a lidiar con sus hermanos y estar a la par para no quedar en desventaja sobre ellos y ser la  consentida de la casa. En compañía de su padre realizaban varios deportes como fútbol y natación, ella nunca tuvo mucha afinidad con las niñas de su colegio o de su barrio, por costumbre siempre prefirió pasar el tiempo con sus amigos y hermanos, tanto así que compartía sus manías y gustos.

Durante el bachillerato un poco antes de conocer a Richard, Hanna tuvo una experiencia que la marcó de por vida; una vez, mientras se realizaba un campamento en el colegio, ella y sus amig@s se encontraban en una carpa jugando pico botella, un juego que comenzó inocente, pero que terminó un poco subido de tono, mientras que todos dentro de la carpa se ponían retos y se besaban, a un compañero de Hanna se le ocurre retarla junto con otra compañera, este consistía en que ambas tenían que besarse por 30 segundos, en un principio las dos se resistieron, pero luego, después de haber consumido un poco de licor y ante la presión de todos los presentes Hanna y la chica acceden. Ambas proceden a besarse, mientras que lo hacen todos miran con asombro, dentro de Hanna el mundo se revuelve, la sensación es indescriptible, éxtasis. Los 30 segundos acaban, el reto concluye, todos sólo ríen y siguen en lo suyo, pero sólo una persona se da cuenta de que algo ya no es igual, algo cambió.

Luego de aquel momento la vida de Hanna transcurrió de manera normal, solo ella sabía que había dentro de sí, su verdadera esencia suprimida.

Al pasar los años, llega Richard a la vida de Hanna y con mucha perseverancia se mete en su corazón y su vida. Todas las personas cercanas a ellos, es decir, todos sus seres queridos estaban de acuerdo con la relación y los apoyaban para que esta funcionará, eran una pareja como cualquier otra, emitían amor, felicidad, respeto y sobretodo confianza. Pasan los años y su relación es la misma, ahora son adultos, la mayor parte de su vida y de sus experiencias han sido de la mano del otro.

Ya en la universidad ambos concentrados en sus obligaciones se encargan de construir lo que será su futuro, no sin disfrutar de todas las experiencias que este espacio ofrece, pues en la universidad los jóvenes y adultos se redescubren sin ser señalados.

Un fin de semana Hanna sale con sus compañeros a una casa de uno de ellos a pasar la noche, era algo muy calmado y reservado puesto que la salida era entre compañeros y la prima de uno de ellos, pues querían celebrar el cumpleaños de una de ellas. Richard decide no acompañar a Hanna y en cambio se queda en su casa adelantando trabajos, ingeniería no es una carrera fácil.

En la noche se torna un ambiente más relajado y divertido, Hanna y su amigos beben un poco de licor y bailan entre sí, luego de un rato, algunos de los hombres que las acompañan salen a fumar a un patio un un poco retirado de donde estaban y las chicas se quedan solas. Una de las compañeras, Laura, decide bailar con Carlos, uno de sus compañeros mientras que Hanna y Camila, la prima de su compañero se quedan bailando juntas al son de la música, ambas se quedan cerca a la mesa vigilando, pero su Laura llega y se sienta un rato a descansar un poco.

Con ganas de otra copa, Hanna y Camila se dirigen a la cocina, encuentran el lugar solo y cada una se toma una copa de vodka y continúan bailando en la cocina, sin inhibición alguna bailan entre sí mientras suena movimiento de caderas; Hanna inconscientemente coquetea con ella y esta le sigue el juego, aparentemente cosas del momento,  luego sin planearlo Camila se acerca a Hanna quedando a unos pocos centímetros de rozar sus labios, se miran dudosas y luego de Camila toma la decisión de besarla seguido de un momento incómodo.

La pequeña fiesta termina y todo se alistan para irse a sus casas, Camila le pide el favor a Hanna que la acompañe a su casa, pues al día siguiente tenían planeado ir la piscina en casa de ella. Al llegar a la casa de Camila ambas se acuestan en la cama mirando al techo donde el silencio es el protagonista, luego de un rato, Hanna toma la iniciativa y besa a Camila lo que torna los hechos  en deseo y pasion.

La vida siguió, los encuentros clandestinos entre Hanna y Camila continuaron toda la carrera, mientras Richard inocente, vivía su relación lo más real que podía. Al terminar las carreras cada uno comienza a trabajar, Camila parte a Bogotá en busca de un buen puesto en un bufete reconocido de la ciudad mientras Hanna se queda en Cali devastada.

Richard le propone matrimonio a Hanna, ella decide aceptar, se casan en una buena iglesia al norte de la ciudad y se mudan a ciudad jardín a vivir juntos, todo un sueño para Richard.

Al paso del tiempo, Hanna queda embarazada de una niña a quien deciden nombrar Luisa y dos años después nace Daniela. Pasan los años y todo parecía normal pero Hanna se sentía infeliz y se notaba, no pasaba tiempo en el hogar y las peleas con Richard no paraban. El hombre deprimido por la apatía de su esposa, comenzó a beber mucho, gastaba buena parte de su dinero en aquel vicio.

Luisa y Daniela pasaron mucho tiempo de su niñez y adolescencia solas, se criaron solas adquiriendo una madurez muy temprana.

Richard al no dar con el motivo de la actitud de su esposa, supone que lo engaña, por lo que  comienza hacer lo mismo. Un día Hanna se entera de la situación por unas conversaciones con varias mujeres que encuentra en el celular de Richard excusa suficiente para acabar con la relación. Transcurrió un tiempo de acuerdos y peleas, pero todo terminó en ruptura, Hanna dejó a las niñas con su padre, ambas terminaban bachillerato, la mujer desapareció de sus vidas y la de sus allegados, un completo misterio su paradero.

En aquella época la situación de Richard empeoró, el alcohol se apoderó de él, los excesos crecieron y las niñas solas hacían lo que podían para continuar sus estudios y salir adelante, siempre con su madre en sus corazones. Tras varios desmanes, Richard contrae SIDA y es obligado a permanecer en cama.
Luisa y Daniela consiguen trabajo, estudian en las noches para poder así ayudar un poco con los gastos de su casa y el tratamiento y vicio de su padre, pues aún así, él seguía bebiendo no alcanzaba con el salario de su padre para cubrir todos los gastos.

Luego de un año luchando, Richard muere acostado en su cama y con sus hijas a los lados, despidiéndose , lo último que decía era que la extrañaba, y que se arrepentía de no haberles permitido volverla a ver, que su madre había tratado de buscarlas pero él se había encargado de alejarla, pero a pesar de todo siempre la amaría, sin importar que pasara y que por favor fueran en busca de ella. Las hermanas no entienden cuál es la razón por la cual su padre las quiso alejar de ella, así que toman la decisión de cumplir su último deseo y emprenden una búsqueda.

Después del proceso de enterrar y velar a Richard, las hermanas comienzan la búsqueda, siempre, todas las mañana se levantaban a buscar su nombre en clasificados o páginas de abogados. Un día recordaron la firma en donde Hanna trabajó hace algún tiempo, The lawyers Colombia, especialistas en juicios. De inmediato las hermanas se dirigieron a la empresa a averiguar sobre paradero de Hanna, pero lo único que consiguieron fue un número de teléfono de una compañera allegada a ella y una dirección donde podía o no estar viviendo.

En la tarde las hermanas se dirigieron a la dirección, tocaron a la puerta y un hombre las atendió, Luisa preguntó si en ese lugar vivía una mujer llamada Hanna y el hombre le contestó que no tenía idea de quién hablaba, les contó que el apartamento en aquel edificio al sur de la ciudad había estado seis meses deshabitado. Esto fue desconcertante para las hermanas, pero sólo era una de las opciones, las hermanas procedieron a imprimir una foto de Hanna e ir por la calle preguntando si alguien la conocía, todo esto cerca a la dirección del apartamento. Luego de semanas y de poner la foto en el periódico, las hermanas terminaron por desanimarse con su búsqueda.
Pero habían olvidado el número de la compañera de Hanna, una vez después de buscar en sus bolsillos, Daniela encuentra en un papel arrugado aquel número, se emociona y espera a que Luisa llegue del trabajo para llamar. Al llegar Luisa, llaman enseguida, y del otro lado contesta Gina. Esta mujer de inmediato se pone nerviosa al escuchar el nombre de Hanna y al oír que son sus hijas las que la llaman. Acuerdan un encuentro en un café, para según ella, aclararles todas sus dudas.

A las cuatro de la tarde, las hermanas van en búsqueda de café, y completamente distraídas. Daniela se tropieza con un hombre quien se le hace muy familiar. Se siente rara y le pregunta a Luisa si acaba de ver lo sucedido; ella distraída le responde que no y que se concentre en lo verdaderamente importa. 

        Se encuentran en el café, Gina muy nerviosa, pero preocupada por el afán de las hermanas de encontrar a Hanna, les comienza a contar su relación con ella, que no fue meramente laboral, avergonzada les cuenta que Hanna y ella mantuvieron una relación de pareja durante un tiempo, tan seria, que llegaron a vivir juntas. Las hermanas se quedan mudas, no pueden creer lo que aquella mujer les cuenta, no se podía estar refiriendo a la misma mujer, luego de escuchar a Gina, le preguntan si sabe el paradero actual de la misteriosa Hanna, Gina les responde que desde la ruptura de la relación no supo mucho de ella, solo que estaba viviendo cerca a la Universidad Autónoma, en Bochalema y que daba tutorías a estudiantes en las tardes.

 

Curiosamente las hermanas estudiaban en esta institución, por lo cual se sintieron muy entusiasmadas, cada vez estaban más cerca de encontrar a su mamá. Luego de la noticia las hermanas comenzaron a buscar entre los conocidos que tenían en derecho en las otras universidades, algo de información sobre tutores, pero nunca encontraban tutores mujeres en las recomendaciones de sus conocidos, algo muy frustrante, seguían sin dar con el paradero de Hanna, comenzaban a darse por vencidas. Un dia un compañero les propone pedir un tutor por medio de el confesionario de la Universidad, como un recurso final, las hermanas le piden al administrador que haga la publicación y pacientes esperan dos días a ver si algo sucede. Pasaron tres días hasta que un tutor llamado David Barrera, comentó la publicación y les ofreció sus servicios, claro en la publicacion solo decía que tres estudiantes de derecho necesitaban tutor, sin nombrara a cada uno, el amigos que les hizo el consejo se comunicó con David y acordaron verse en la casa de él para la tutoría el viernes a las cuatro de la tarde.

 

 

Las hermanas y el compañero de nombre Sebastián se reunieron a las tres en la cafetería, las tres y media partieron a la casa de David, en Parques de la bocha, a unos metros de la Universidad.

 

 

Cuando llegaron, se anunciaron en la recepción y esperaron, pasaron al apartamento del tutor, tocaron y esperaron a que abriera. Al abrirse la puerta un hombre con rasgos delicados y ojos expresivos las miro con un el rostro pálido y un gesto de anonadado, por unos segundos todo fue silencio, hasta que recuperó el aliento y los invito a pasar. Ya que Luisa y Daniela no sabían nada de derecho, su compañero comenzó con las preguntas, todo fluía muy normal, mientras las hermanas notaban algo raro en David, las observaba mucho y algo habia familiar en él, como sus ojos y ciertas mañas al expresarse, que conocían, pero sin saber ¿de dónde o de quien?.

 

 

El tutor le pide un momento a Sebastián, va al baño y cuando regresa, lo hace con los ojos rojos y la nariz congestionada, los tres jóvenes quedaron sorprendidos y le preguntaron si se sentía bien, a lo que respondió meneando la cabeza, no. Luego en voz baja dijo “mis niñas”, las hermanas no entendían lo que sucedía, aquel hombre se había vuelto loco, David las miró fijamente y pronunció el nombre de cada una, Luisa y Daniela quedaron congeladas, llorando dijo “soy yo, mamá”.

 

 

David (Hanna) y las hermanas se quedaron en la casa con mamá ese día, entre la tarde y la noche les explico el porqué de su desaparición y la metamorfosis que le había ocurrido hacía su verdadero yo, en un principio las jóvenes no comprenden, les parecía muy duro de entender, por lo que sentía su padre por Hanna y ellas por su figura de mamá, pero al final Luisa terminó de aceptar la difícil decisión de ella, quien no era feliz con su vida y el modelo “normal” que le impone la sociedad. Por otro lado, Daniela no quedó muy satisfecha con lo que le dijo su madre, ahora llamada David, por el momento estuvo en shock pero trato de tomarlo muy normal.

 

 

Después de hablar un largo tiempo, de contarle a su madre todo lo que había pasado en lo largo de esos años, daniela y luisa deciden irse a casa, y ya en el camino las hermanas no hablan absolutamente nada, hasta llegar a la casa luisa decide hablar con Daniela al respecto, y no tomó muy bien todo lo que estaba pasando, se lo hizo saber a su hermana en unos cuantos minutos mientras lloraba y le gritaba que no entendía cómo era posible todo esto.

 

 

Ya al pasar unos días, David decide comunicarse con sus hijas, para ir a visitar, así que Luisa permite que vaya a su casa, pero Daniela no sabía nada al respecto.

 

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